La resonancia Schumann
Martes, 20 de Septiembre de 2011 18:07
La ionosfera.
Según el diccionario, “ionosfera es un conjunto de capas de la atmósfera que están por encima de los 80Km. Presentan fuerte ionización causada por la radiación solar, y afectan de modo importante a la propagación de las ondas radioeléctricas. La ionosfera ejerce una gran influencia sobre la propagación de las señales de radio.”
Esta es una parte del fenómeno.
Al parecer, entre la superficie de la Tierra y la ionosfera, existe un rumor electromagnético, un murmullo permanente. Una actividad sonora parecida a esas voces bajas de los rezos de los monjes. Un sonido que no es de garganta, sino de pecho. Un bajo profundo como el de esos instrumentos de los templos budistas del Tibet.
Pero edemás, la Tierra, tiene un mar interior, un mar de fuego líquido, un rezongo interno que cada tanto se libera a Puyehue pelado. Un mar encerrado que hincha el lomo con sus mareas de profundidades ígneas y le hace abrir las placas a la Tierra, que no puede evitar una emisión de lava. Y entre el mar interior y el exterior, entre el ir y venir las mareas, las tormentas, los rayos, los relámpagos –y el giro constante de rotación y traslación- todo se carga de electricidad y magnetismo.
A esta descripción literaria –y pseudo científica- la ciencia le ha llamado …
“Resonancia Schumann: es un conjunto de picos en la banda de frecuencia extremadamente baja (ELF) del espectro radioeléctrico de la Tierra. Esto es porque el espacio entre la superficie terrestre y la ionosfera actúa como una guía de onda.///. Este fenómeno se llama así en honor de Winfried Otto Schumann, que predijo matemáticamente su existencia en 1952.” (Wikipedia)
Etnomúsica.
Fui invitado para dar una charla en el segundo encuentro de la Cátedra Abierta de Etnomúsica “Con la voz de la tierra” (que organiza la sede Trelew de la U. N. de la P. San Juan Bosco). Gran parte de mi exposición estuvo relacionada con el fenómeno de la Resonancia. Éste sonido electromagnético es el latido del corazón de la Tierra; es el murmullo íntimo del planeta que el hombre supo interpretar en sus danzas primigenias, en los golpes primordiales de todos los tambores.
Cuando la resonancia sonó en el aula a través de los parlantes, realicé los golpes sobre el parche de un bombo legüero –diversos golpes antiguos-; todos coincidieron con el sonido continuo y sostenido de la resonancia; parecía que era el gran bajo de la Tierra que sostenía cada golpe, que le daba sentido a cada uno. Creo que por un instante pude ver ese hilo azul que me une al universo. Sentí como, la parte más antigua de mi cerebro, estaba conectada y vibrante.
Acceder a este link puede ser una buena experiencia.