La Patagonia es tierra manuscrita.


Video conferencia “La nao Santiago,
Invernada en Puerto Santa Cruz,
primera eucaristía en la Patagonia”
(Guillermo José Morán Dauchez, del Archivo de Sevilla).

El martes 26 de mayo se realizó una video conferencia desde Sevilla en el marco de los actos por los 500 años del “viaje más largo”. Agradezco a Alicia García (directora de la primera edición de mi libro) que acercó mi correo a los organizadores; y a la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Puerto Santa Cruz que me envió la invitación.

Desde ya, en una reunión virtual de estas características, quedan muchos temas por hablar. No obstante, hay mucho trabajo previsto y quisiera acercar algunas inquietudes.

Por ejemplo, se dijo que los habitantes de la tierra eran tehuelches y que la región fue bautizada así por el tamaño de los pies de esta gente. Esta cuestión ya está zanjada tanto en la antropología como en la filología. María Rosa Lida estableció que las novelas de caballería circulaban en la vieja Europa en los años previos al viaje. Otros autores lo aseveran también. En el libro “Primaleón” había un gigante contra el cual luchaba el caballero. Ese gigante se llamaba Patagón. Se supone que tanto Pigafetta como Magallanes (ambos ilustrados) habían leído la novela. Entonces, el hombre enorme que los viajeros vieron en la playa, bailando y echándose guijarros sobre la cabeza fue asociado al personaje Patagón; el cronista anota: “el capitán llamó a esta gente patagoni”.
A partir de aquella anotación “manuscrita” esta tierra comenzó a llamarse Patagonia. Pero no sabemos cómo la llamaban esos hombres ¿qué nombre tendría? En todo caso ¿podríamos pronunciar nosotros ese nombre, sabríamos cómo? No sabemos, tampoco, cómo se llamaban a sí mismos. Probablemente usarían una simple palabra: “gente”, o quizá “nosotros”. En cuanto a la denominación “tehuelche” sabemos que viene de otra cultura que nominó diversos pueblos: puelche, pewenche y otros.
Pero, a su vez, los conquistadores llamaron araucanos a la gente que vivía al sur del Bio Bio, Chile. Sabemos que ellos se llamaban a sí mismos, gente de la tierra, mapuche. Esto también está resuelto y no hay indios argentinos ni chilenos. El territorio es anterior, la gente es previa, los mapas (de alguna manera) violentan el territorio.
Mientras se desarrollaba la disertación, chateamos por privado con Bettina Muruzábal, artista plástica. Comparto algunas frases de este chat, con los cuales estoy de acuerdo: “La Patagonia es binacional”. “Somos el paisaje que habitamos, somos el tránsito de esa encrucijada, de esa paradoja”. Coincidimos también que el abordaje debería ser integral, multidisciplinario.
Hay que incorporar al arte y a la literatura. El turismo es un recurso económico y “la Patagonia espectáculo” es una realidad. Pero la literatura y el arte tienen mucho que decir.
Un viaje es muchos viajes: es el relato, la letra, la memoria interna, y también el verdadero viaje, madera contra agua. “Primer viaje en torno del globo” de Antonio Pigafetta es el más conocido y también el que tiene un propósito literario. Es mucho más que una epístola y si bien está dedicado, tiene vocación de escribir “urbi et orbi”. Además, hay textos como los de Ginés de Mafra (que navegó en la expedición) y otros de un genovés, de un portugués y las cartas de Elcano.
Esos cuadernos de navegación, los diarios, las anotaciones personales sobre el frío, el hambre, la incertidumbre, los naufragios (a los cuales María Jesús Benites llamó “narrativa del desamparo”) deben ser incorporados al corpus de los actos que recuerdan los quinientos años. Como además se deben conocer y visitar los mapas previos y posteriores. Los mapas van desde la intuición del cartógrafo a la certeza del navegante.

La vuelta al mundo la capitanearon Magallanes y Elcano. Fue Juan Sebastián Elcano quien (muerto Magallanes) decidió regresar a Sevilla desde el Este, desafiando a los portugueses. Tenía la opción de regresar por donde había venido. Sin embargo, navegó el Índico por una ruta nueva, rodeó el África, lejos de las bases de Portugal y regresaron a casa como dice Galeano: “Nadie los creía vivos, pero llegaron anoche. Arrojaron el ancla y dispararon toda su artillería. No desembarcaron en seguida ni se dejaron ver. Al amanecer aparecieron sobre las piedras del muelle. Temblando y en andrajos, entraron en Sevilla con hachones encendidos en las manos.”
Precisamente ayer consulté a María Jesús para confirmar el hallazgo del archivo de Elcano, que sucedió hace muy poco tiempo atrás.

Ni bien llegó a Sanlúcar, desde la cabina de La Victoria, el capitán vasco le escribió una breve carta al Rey: le informaba que saliendo hacia occidente y regresando por oriente habían navegado la redondeza de la tierra. Es decir, el viaje más largo, la primera vuelta al mundo.