Hoy los huesos de Ortega dejaron de ser sólo conocidos por Dios.

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Dice la Profesora Alicia García, sobre su contacto con la madre del soldado Ortega:

Durante años Sonia, la mamá de José Honorio, anduvo por la dura ruta de la soledad de quien desconoce la ubicación de los restos de su hijo. No estaba sola pero, ella era la cara visible en ese recorrido. Debía preservar la memoria de ese santacruceño que había quedado en Malvinas, defendiendo la soberanía argentina en las Islas.

Los reconocimientos y homenajes se sucedieron durante este tiempo tanto en Santa Cruz como en Chubut, desde donde partió hacia Malvinas. Antes de irse había tomado un compromiso sellado con oro. Ese sello permaneció junto a sus restos, indeleble e inalterable. Como el ADN que corrobora su linaje.

Sonia y José, sus padres, viajarán a Malvinas,  y este 2 de abril estarán junto a los otros padres en la tumba de esos soldados que de alguna manera han regresado al seno de su familia, al cobijo de su patria.

~ Alicia García es Profesora de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral

Hoy los huesos de Ortega dejaron de ser sólo conocidos por Dios.

El tiempo lima el filo de la memoria de los individuos. Pero, la memoria colectiva está blindada, no se arruga. Por eso Malvinas es una combinación indescifrable para el Hacker.

Hay palabras que “non palidecen”. Muchas palabras pueden desaparecer. Pero las Islas Malvinas no van a desaparecer, son inmarchitables. El heroísmo permanece, porque no es héroe quien quiere sino quien puede. El pueblo no olvidará.
Malvinas (como los glaciares, como los pueblos originarios) adquiere visibilidad para curar las heridas del olvido. Para sanar los descuidos de la historia escrita por el centralismo.
Las Malvinas son argentinas.
Fue una isla lejana en nuestra infancia, una lectura, un lugar en el mapa hacia el Atlántico.
Para los chicos de la década del ’80 salió de adentro de la lámpara de los textos y creció con el zoom de los soldados; adquirió –de golpe- el estrépito de los aviones, de los exocet, de los acorazados; y el soldado pasó del banquito de la secundaria al pozo en la tundra de Malvinas.
Para la Humanidad, siempre habrá una isla lejana, mítica, misteriosa.
El ancho, largo, y profundo inconsciente colectivo tiene una isla ignota clavada en medio del bocho.