un camino de mil leguas

Martes, 26 de Octubre de 2010

Un camino de mil leguas empieza con un solo paso.

matrixDavid Aracena (1914-1987) fue jefe de la comisaría de Puerto Pirámides, en la costa del Chubut. Dicen que había puesto una biblioteca en el único calabozo, y que el preso era el bibliotecario.  Pero David dejó la policía y se radicó en  Comodoro Rivadavia vinculado al periodismo y a las artes. Entra en mi campo de lectura  a fines de la década del sesenta, a través de su columna “Las palabras y los días” que publicaba en El Patagónico, como Juan de Punta Borjas. Por la variedad  de temas, por el estilo de comunicación, su cercanía con el arte  y la actualidad, hoy sería un blog: laspalabrasylosdías.blogspot.com.ar.

No recuerdo cuándo (ni qué día ni qué año) mi nombre completo apareció en la columna. Me citaba entre los poetas jóvenes del norte de Santa Cruz. No conocía a ese hombre mágico que sin verme, sin que yo publicara nada, adivinó mi relación con la literatura. Hasta ese momento era Juan de Punta Borjas, un seudónimo. Después nos vimos muchas veces.

Hay excelentes reseñas sobre  David Aracena y Anita, su esposa, que también era poeta y escritora; pero quisiera contar esta anécdota que lo muestra como era, tan generoso y amigo: llegó a un encuentro de escritores y poetas cargado de libros de  autores ignotos de la Patagonia y los distribuyó entre los presentes. Él todavía no habia publicado.

Creo que la genuina sorpresa de ver mi nombre en un diario, en una columna, definió mi vocación por esta herramienta literaria de llegada inmediata a los lectores: el gusto por la columna periodística.

Muchos años más tarde (entre 1995 y el 2001) publiqué “Cultura y Región” en Crónica de Comodoro Rivadavia. Al mismo tiempo escribí textos con ese formato para el suplemento Arte y Cultura de La Opinión Austral de Río Gallegos. Es decir que soy un antiguo lector de Aracena que saltó del texto al título, de la mención a la firma.

Tengo archivadas mis notas en una carpeta, sobre un estante de una biblioteca de madera. Son papeles de verdad guardados en una carpeta de tapas duras que acabo ver y que parece bastante sólida.

Nuestro diario está ahí ¿dónde? Ahí.

Mi columna está aquí ¿dónde? Aquí.

El servidor está en Estados Unidos. El columnista está en China. Ahora está en la Argentina.  Esté donde esté, si tiene una máquina y una conexión, el texto llega.

Este archivo, luego, queda guardado ¿dónde? Ahí.

Ahora estamos en algún sitio de la ancha red mundial de las comunicaciones. Somos parte de  un pacto entre las computadoras y los hombres que da lugar una posibilidad ilimitada de vincularse. Ojalá que ese pacto sea duradero, porque ya vimos en Terminator lo que puede pasar en el futuro (la rebelión de la Skynet).

En algún depósito polvoriento las máquinas de escribir y los equipos de fax tardarán siglos en disolverse. Son los restos de la Galaxia Gutemberg. Ojalá que no desaparezcan totalmente porque tal vez, en el futuro, vamos a necesitar de las herramientas mecánicas que  funcionen sin batería o electricidad.

Mientras tanto, Voces y Apuntes ha dado sus primeros pasos.

http://es.shvoong.com/books/474534-la-galaxia-gutenberg/

http://www.confinesdigital.com/confines/confines-17.pdf

Fuente: http://www.vocesyapuntes.com/index.php?option=com_content&view=article&id=9750:voces-y-apuntes-un-camino-de-mil-leguas&catid=20:hector-qgatoq-osses