Ya va a venir otro
Lunes, 08 de Noviembre de 2010
“Ya va a venir otro”. Estas palabras pertenecen a María Ostoic, la madre de Néstor Kirchner. Así respondió la señora a la afirmación de un padre de Plaza de Mayo respecto de que habíamosperdido al mejor. (*)
Cuando una frase materna tiene esas tres palabras mágicas al principio de la oración, el hijo sabe que puede dormir tranquilo, que puede velar tranquilo, que puede esperar tranquilo.
Si hacemos un ejercicio de memoria emotiva vamos a encontrar, en la relación con nuestra vieja, muchas frases que comenzaban con un: “ya va a …”. Esas frases nos consolaron de nuestros miedos infantiles, aventaron nuestra incertidumbre. El viaje hacia adentro de nosotros nos hará recordar la sencilla trascendencia de las afirmaciones, su contenido de verdad, el poder que disipaba nuestras dudas; y nos daremos cuenta de que también nosotros utilizamos ese método tan sencillo y transparente para tranquilizar a nuestros hijos.
Mientras tanto, por estos días aparecen pintadas, comentarios salvajes en las notas de los diarios, recomendaciones para Cristina y teorías descabelladas como la que vocalizó Mirtha Legrand.
Todas estas expresiones pertenecen a quienes se van quedando solos al otro lado del río. Creo que les agobia la certeza de que Néstor ya está instalado en la corteza impenetrable de la memoria de la gente.
El peronismo es así, esto es peronismo: genera figuras de gran magnetismo que no se pueden aprehender mediante la razón, que trascienden los marcos de las ideologías, que se van del dogma. Y la gente, la archivapuleada y mencionada gente, las reconoce con su GPS intransferible.
Cuando asumió, estuve en la Plaza de Mayo disfrutando de mi anonimato: es que yo conocía a ese presidente que se arrojaba al centro del río humano con su banda y su bastón.
Desde el anonimato también estuve en la Plaza en estos dias de octubre.
Tenía la emoción de saber, internamente, que si me encontraba con él nos daríamos un abrazo. Así, cada uno que lo amó, lleva una piedrita preciosa guardada en el bolsillo. Así pasa con los grandes muertos.
Las palabras de María Ostoic se pueden tomar también como una afirmación. Una declaración de antigua sabiduría. La certeza de que siempre habrá entre la militancia alguien que lleve en su mochila el bastón de mariscal
(*) Horacio Verbitsky, en su columna del domingo 31 de octubre en Página 12.