Once horas
Viernes, 05 de Marzo de 2010 10:04
Escribo esta nota mientras la noche domina el cielo, la tierra, la gente y el tránsito en esta alta y ancha ciudad de Beijing. Recién son las veinte, hay tres grados bajo cero, nevó en la mañana y no deshieló en todo el día. Hoy no saliò el sol. Según Voces y Apuntes hoy habrá 24º en Caleta Olivia, (y el programa de radio, a esta hora, todavía no empezó).
Tenemos once horas de diferencia.
Se puede decir que recién después de una semana vencimos al jet-lag, la enfermedad de los viajeros que atraviesan muchos meridianos en pocas horas: el cuerpo llega; pero el sueño, el hambre y la vigilia llegan por su cuenta, cuando pueden.
De paso para China estuvimos 9 horas en Londres. Tomamos el subterráneo en el aeropuerto y nos bajamos en el lugar donde van a parar todos los turistas, Picadilly Circus. Seguimos luego hacia Trafalgar Square donde se levanta la Columna de Nelson que -lo aclaro- no se refiere a nuestro director sino al Almirante Nelson vencedor de la Batalla de Trafalgar.
Paseamos por la ribera del Támesis y en fin, hicimos un circuito adecuado a quienes están de paso. De regreso a Heatrhow nos pasamos una estación y tuvimos que volver atrás para tomar el ramal que nos llevaba a la Terminal 5.
Sigo escribiendo miércoles 3 a la tarde. A las 4 de la madrugada juegan Argentina y Alemania. Hemos recorrido la ciudad en taxi, colectivo, en trolebús,a pie y en subterráneo. Es una mega ciudad con enormes y modernos edificios. El parque automotor es nuevísimo, el transporte público funciona muy bien y la gente es muy atenta: si nos paramos, con el mapa y la guía en lamano a pedir una dirección, al momento tenemos una reunión con debate incluído en la cual se habla también en inglés. Siempre salimos con el dato preciso. El 99% de las chicas no lleva maquillaje y se habla por celular en todomomento: el otro día, en un banco, un muchacho hizo toda una gestión en la ventanilla sin dejarde usar su teléfono. Trajimos yerba así que desayunamos con mate y todavía nos cuesta usarlos palitos. Tampoco hemos podido cenar aún a la hora china: las seis y media de la tarde.
Esta es una primera mirada, hecha entre jet-lag y trámites. Gato, en chino, se dice Mao así que (sin querer) vine a coincidir nada menos que con el Gran Timonel. Aquí va una foto sacada en la Plaza de Tian'AnMen.
Será hasta la próxima; espero que para esa fecha hayamos abandonado la costumbre de sacar la cuenta que hora es allá.