Hace mucho tiempo que no te mato.
Jueves, 03 de Marzo de 2011 17:59
“Hace mucho tiempo que no te mato” es una frase que construyó mi profesor de chino en un esfuerzo (fallido) por traducir un refrán.
Me pareció un buen título. Mis reflejos literarios vieron ahí un cuento a escribir. Siguiendo con el orden de los pensamientos regresé a mi libro inédito La tramoya del tiempo y de la muerte que tiene una serie de relatos escritos antes del año 2000.
La bala.
Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre. BORGES. (1)
Han pasado cuarenta años. Alguien afirmó que las balas siguen su viaje pero que algún día se detendrán, vaya a saber dónde o en quién. Yo no lo creo.
Aunque a veces la memoria tiene piedad, no es generosa. Está ahí, agazapada, esperando para estallar en mil pedazos. Oráculo del pasado, derrama de pronto sus piedras mágicas sobre la alfombra y revela lo que estaba oculto detrás de la frontera del presente; desquicia los sistemas de seguridad que el hombre construye para mantener la cordura y lo deja, inerme, cara a cara con lo que fue. Ahora sé cuál fue la causa de mi primera muerte. Ahora ya morí con otros pero aquélla, la primera, tuvo el dolor inolvidable de la iniciación.
Nada me conformó entonces: ni la policía, ni los diarios, ni la certeza de la gente vinculada a nosotros ni la contundencia del escenario. Todo quedó en el misterio. Hubo un disparo, después la noticia y por último mi paso furtivo por la morgue: para ver y creer.
Ella murió. Fue mi primera muerte, la primera piel que ya no tocaría jamás. La muerte es algo más que un cuerpo exánime. Y la bala, desvelo de los detectives, es un ave migratoria que viene de otro tiempo y de otra historia. La bala se alimenta de la muerte; la muerte se nutre de la bala.
La bala es (de algún modo) eterna, también, como el puñal.