Cincuenta años con el canto.

 

 

 

 

 

El hotel Munich de Caleta Olivia compartía medianera con LU21 Radio Golfo San Jorge de Caleta Olivia. En ese hotel Hugo W. Jara organizaba “Las peñas del Munich”, que se transmitían por LU21 con la querida María Cristina.
En un esfuerzo notable de producción, el cable pasaba por un orificio de la medianera y se conectaba a la mesa de control de la radio.
Allí, en 1967 (quizá 1968), entre las mesas del comedor del hotel, hice mis primeras actuaciones. Un camino de mil leguas comienza con el primer paso.
El 5 de julio de 1969, Primera Edición del Festival, teníamos mil personas sentadas en Complejo, había venido la revista Gente, afuera estaba nevado con temperatura bajo cero, el escenario estaba listo, los controles atentos y el anunciador preparado. Por un momento, un instante, entramos en pánico. Pero dijimos: “Largamos” y el festival no paró hasta hoy.
Ese día toqué, fui músico y organizador; tenía 23 años y junto al alma mater, “Chipín” Acevedo, y tantos otros pioneros, pusimos en marcha este verdadero pulmón de la música regional. Cuando hicimos las bases con Emilio de Vega y Nelly Blanco, el reglamento fijó que los concursantes debían presentar cincuenta por ciento de folklore sureño (yo hoy hubiera puesto “música regional”). Había tan pocas canciones patagónicas conocidas que la mayoría de los primeros aspirantes presentaron “La Pasto verde” de Marcelo Berbel. Para el año 1969 ya los padres de la música regional Marcelo Berbel y Abelardo Epuyén habían registrado canciones en SADAIC. La mayoría de los músicos patagónicos de ese entonces estuvo en la primera edición.
La idea dio sus frutos. En estos días el repertorio de la música regional es enorme y un gran porcentaje está grabado en forma profesional. Creo que el impulso lo dio el Festival Austral. No obstante, en el boom de los años cincuenta nos habíamos quedado afuera; las compañías, las radios AM y ahora las FM, las escuelas (con su piano en el salón de actos) eligieron al folklore del noroeste. Hoy la situación no ha cambiado mucho. Nuestro techo, como músicos de la región, es la barrera de difusión. Hugo Giménez Agüero, Rubén Patagonia han logrado trasponerla pero están lejos del protagonismo que obtuvo el género que triunfó en los años cincuenta. Quizá el secreto sea el baile. No conozco coreografías de kaani o loncomeo. No digo que no las haya, pero los conjuntos de danza de la Patagonia bailan chacarera, gato y otros ritmos. Cuando lo que cantamos es también coreografía y danza, hay mayor ventaja. La milonga es una excepción que trasciende fronteras.
La falta de interés en los músicos patagónicos por parte de los festivales, de las áreas de cultura es un tema que he tocado muchas veces en notas y reportajes. Pero hoy estamos de fiesta y no es hora de hacer reproches.
Siempre quise cantar con banda. Siempre quise un acordeón pero me tuve que conformar durante mucho tiempo con la armónica. Siempre quise la fusión de cuerdas de acero con nylon. Alfredo del Castillo fue la solución (excelente guitarrista y armoniquista). La primera banda estable fue con él, José Luis Villarroel y Jerónimo Falcón. Cuando se fue José Luis entró Sandro Padilla que hoy es el “decano” de la banda integrada ahora (desde el 2005) por su director “Chino” Contreras, Roly Mirol en percusión y Nelson Ortega en acordeón.
Tengo 73 años y uno de mis sueños es seguir cantando.

Fotos: 1. Mi banda actual con Nelson Ortega, Chino Contreras, Roly Mirol y Sandro padilla. 2. Serafín Acevedo (1932-2004) creador del Festival. 3. Con Alfredo del Castillo en 1983.

El viernes 16 tocaremos con nuestros invitados: Alfredo del Castillo y Emiliano Pascanán